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Osteopatía craneal

Osteopatía craneal

La osteopatía craneal de tipo "mecánica" se fundamenta en la incorrecta alineación de los huesos craneales entre sí. Esto se debe a que una posición inapropiada en alguna de las suturas craneales provoca compresión en dichas zonas.

Aunque el movimiento de cada articulación craneal es bastante restringido, considerando que hay más de 100 articulaciones en el cráneo, el conjunto de movimientos se vuelve muy amplio.


El cráneo, siendo una estructura ósea compuesta por huesos pares e impares que se conectan entre sí, experimenta rotaciones internas en los huesos impares durante la inspiración, mientras que los huesos pares rotan externamente.


La osteopatía craneal posibilita la corrección de las suturas craneales mediante técnicas precisas de ajuste. Estas técnicas, según las fases de la respiración, pueden influir en la apertura o cierre de las suturas, desbloqueando así dichas zonas y permitiendo un movimiento articular sin restricciones.


Para ilustrar la posible repercusión, es válido mencionar que una migraña o cefalea podría originarse a partir de un bloqueo articular entre el hueso temporal y el hueso occipital. Este bloqueo podría generar estrechamiento debido a tensiones anómalas. En este espacio se encuentra el agujero rasgado posterior, por donde pasan los nervios craneales IX, X y XI, junto con la vena yugular interna.


La presión sobre la vena yugular en el agujero rasgado posterior puede llevar a un aumento de la presión en el líquido de retorno y en el volumen sanguíneo en el cráneo. Esto puede provocar dolores de cabeza, presión detrás de los ojos, entre otros síntomas.


Esta presión ejerce también un impacto sobre los nervios craneales previamente citados, dando lugar a diversas manifestaciones como cefaleas, episodios de pérdida de conciencia, palpitaciones cardíacas, molestias notables en el oído y zumbidos. Asimismo, se generan contracturas musculares en los músculos inervados, específicamente en el esternocleidomastoideo y los trapecios. Estas contracturas, debido a sus inserciones, contribuyen a empeorar y perpetuar la disfunción del agujero rasgado posterior.


Es frecuente observar a niños que sufren de estrabismo y, tras recibir un diagnóstico, se detecta una anomalía en el orificio rasgado posterior, afectando la salida del nervio. Una vez corregida esta irregularidad, se logra corregir el estrabismo.


¿Qué es la terapia cráneosacral?


La terapia cráneosacral biodinámica surge a partir de la osteopatía craneal desarrollada por W. G. Sutherland y posteriormente ampliada por John Upledger y Franklyn Sills. Estos profesionales sostienen la idea de la existencia de un ritmo respiratorio intracraneal, caracterizado por pulsaciones suaves que ocurren aproximadamente de 6 a 12 veces por minuto. Estas pulsaciones son generadas por la fluctuación del líquido céfalo raquídeo (LCR), el cual circula a lo largo de la membrana dural que rodea los huesos craneales, envuelve el cerebro, la médula espinal y los nervios raquídeos, extendiéndose por todo el cuerpo. Este fluido sigue una ruta desde el cráneo hasta el sacro y viceversa, influyendo en el movimiento propio de los huesos craneales y sacro, permitiendo así un movimiento de expansión y contracción que afecta a los órganos y tejidos corporales.


Además de estas pulsaciones suaves por minuto, durante la terapia cráneosacral se observan otros movimientos craneales aún más sutiles, los cuales son esenciales para la práctica biodinámica. En este contexto, los fluidos, especialmente el líquido céfalo raquídeo, desempeñan un papel crucial en la distribución de la potencia biodinámica en el cuerpo.


¿En qué consiste la terapia cráneosacral?


La terapia craneosacral es una técnica manual de gran sutileza que favorece la restauración de los procesos naturales de equilibrio y curación del cuerpo. La habilidad del terapeuta en la palpación y manipulación es sumamente delicada, permitiendo la liberación de resistencias y bloqueos corporales. Esta exploración táctil puede llevarse a cabo en diversas áreas del cuerpo, como el cráneo, el sacro, los pies y el diafragma, revelando diferentes estados de tensión. El terapeuta craneosacral identifica y interpreta los ritmos de expansión y contracción, recopilando información a través de una palpación delicada que capta los ritmos, pulsaciones y ondulaciones de todo el organismo. De esta manera, se detectan zonas de bloqueo o resistencia, indicando la falta de movilidad en ciertas áreas como disfunciones.


Estos ritmos craneosacrales, presentes desde el desarrollo embrionario, son la memoria innata del tejido que se reproduce a lo largo de la vida. La transmisión de este movimiento se realiza a través del tejido fascial, que conecta todo el cuerpo. En el interior del organismo, las fascias forman un sistema interconectado, de modo que una disfunción en un punto específico afecta a todo el cuerpo a través de la continuidad fascial. Un terapeuta craneosacral experimentado puede recibir información y tratar un bloqueo fascial en una región, trabajando desde otra zona opuesta con resultados significativos.


La palpación, caracterizada por su suavidad, facilita la liberación de resistencias y bloqueos corporales. La terapia craneosacral actúa como un proceso de autorregulación del paciente, estimulando el sistema y proporcionando los recursos necesarios para superar barreras y obstáculos, logrando así el equilibrio y la curación.


Esta forma de trabajo revela la capacidad de abordar problemas físicos, como hernias discales, problemas cervicales agudos, esguinces de tobillo o cualquier disfunción física u orgánica, que no se corrigen eficazmente con enfoques convencionales. A través de esta terapia, se comprende que estos problemas tienen raíces más profundas, donde los patrones emocionales impactan directamente en la situación física.

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